La historia

La biblioteca de la Academia de España, especializada en arte, inicia su andadura en los primeros años de vida de la institución y, más concretamente, a partir de 1881, año de inauguración de la sede de San Pietro in Montorio.

Nacida como servicio a los pensionados, la colección ha crecido en paralelo a la evolución de la Academia, reflejando tanto los intereses de los artistas y estudiosos que en ella han residido desde finales del siglo XIX hasta nuestros días como el devenir de los acontecimientos históricos, sumando así, al valor de su patrimonio bibliográfico, el de ser parte de la memoria histórica de la institución. Es por ello que la biblioteca ha mantenido reunidas en el denominado “Fondo antiguo” las publicaciones anteriores a 1950, es decir, aquéllas que formaron parte de la primera colección bibliográfica, al coincidir esta fecha con la llegada de una nueva promoción de pensionados en 1949 y con el retorno a la normalidad de la vida académica tras el obligado paréntesis impuesto por las guerras Civil española y Segunda Mundial.

No existe una fecha de inauguración de la biblioteca. Los primeros volúmenes llegan de la mano de los propios directores y pensionados que abren el camino a la adquisición de libros y revistas por parte de la institución, destacando el impulso dado durante la dirección de Eduardo Chicharro (1913-1926) y de Miguel Blay (1926-1933). Al igual que la Academia actúa como puente entre España y el extranjero, al establecer en sus reglamentos la conveniencia de viajar por Italia y la obligatoriedad de residir durante largos periodos en otros países culturalmente ricos, la biblioteca es una ventana que se asoma al mundo artístico internacional, ofreciendo a los pensionados la posibilidad de conocer la obra de los grandes artistas y arquitectos tanto españoles como extranjeros –predominantemente europeos-, así como los principales museos y monumentos de esos países. A estos volúmenes se suman las revistas procedentes de todo el mundo y, en consecuencia, en varias lenguas, como La Ilustración Española y Americana, Le Japon Artistique, Die Kunst Für Alle, Jugend, la Revue de l’exposition Universelle de 1889, The Burlington Magazine for Conoisseurs o L’Illustrazione Vaticana.

Siendo la Academia lugar no sólo de trabajo y estudio de los pensionados sino también su residencia durante la prolongada experiencia romana, es fácil encontrar otros periódicos de argumento socio-político o de cultura en general, como pueden ser Investigación y Progreso o Legioni e falangi. Rivista d’Italia e di Spagna, títulos que ilustran la influencia de los cambios históricos en la conformación de la colección. Asimismo, se incorporan libros sobre los tesoros artísticos y arqueológicos de Roma y sus alrededores así como del resto de Italia, y se reúne una nutrida selección de obras literarias e históricas, lecturas habituales en los momentos de asueto pero también fuente de inspiración en la elección de los temas de las obras artísticas de los pensionados, en un periodo en el que los episodios de la historia y la tradición nacional y de la Antigüedad clásica están tan en boga.

A través de este fondo, y a pesar de haberse perdido parte de su patrimonio en coincidencia fundamentalmente con los difíciles años de las sucesivas guerras de la primera mitad del siglo XX, pueden rastrearse los argumentos que más interesaban a los directores y pensionados de cada momento, además de recoger en muchos casos donaciones o herencias de los mismos. Sirvan de ejemplo los varios libros sobre arte hindú cuya presencia se explica al descubrir que Eduardo Chicharro pintó en 1922 uno de sus cuadros más famosos, Las tentaciones de Buda, o los alrededor de 50 libros y revistas sobre arquitectura y urbanismo de las primeras décadas del siglo XX pertenecientes a la biblioteca del arquitecto José Ignacio Hervada.

A partir de los años 50 la Academia se renueva y, a las tradicionales pensiones de pintura, escultura, grabado, música y arquitectura, se suman nuevas especialidades como historia del arte, estética, museología, literatura, teatro, cinematografía o restauración de bienes culturales, proceso de alargamiento continuo que ha visto la incorporación de videocreación, artnet y otras disciplinas afines en las listas de especialidades publicadas en las convocatorias oficiales de solicitud de beca de los últimos años. Tal ampliación se ha visto inmediatamente reflejada en la naturaleza de las materias presentes en la biblioteca, que ha ido incorporando paulatinamente títulos pertinentes a esas especialidades, aumentando considerablemente su número gracias a las numerosas donaciones de los becarios y colaboradores de la Academia, así como de las numerosas instituciones, en su mayor parte españolas, que regularmente envían sus publicaciones.

Los objetivos

Para respaldar la actividad de una Academia que, en las últimas décadas, ha establecido entre sus principales funciones la de ser un centro difusor de la cultura española en Italia, la biblioteca ha sentido la exigencia de ampliar sus objetivos y, al tradicional sostén a la actividad de los artistas e investigadores becados, ha añadido el de convertirse en una biblioteca especializada en los diferentes aspectos de la cultura española, con una especial atención a su arte y arquitectura. Consecuencia de ello ha sido la apertura de sus puertas al público con el objetivo de facilitar la labor de todos aquellos estudiosos e investigadores interesados en profundizar sus conocimientos sobre el arte español, tanto antiguo y moderno como contemporáneo.