Panxto Ramas – Español

Palimpsesto Basagliano: La Libertad como una de las Bellas Artes
Pantxo Ramas

En vísperas del cincuentenario de la llegada de Franco Basaglia al Hospital Psiquiátrico Provincial de Trieste (1971), momento central del movimiento italiano de crítica institucional y psiquiátrica que llevó al cierre de los manicomios en Italia después de la Ley 180 de 1978, este proyecto propone un mosaico de las prácticas artísticas protagonistas de la revolución basagliana, para interrogarlos a partir de las contradicciones y los desafíos de nuestro presente.

La práctica artística ha sido un elemento fundamental en procesos de liberación de las personas internadas en Trieste y en la afirmación de sus plenos derechos de ciudadanía. Hoy puede ser la herramienta para reanudar esta historia, útil no sólo como una memoria, sino como un catálogo de prácticas y estrategias para desafiar este presente, demasiadas veces presentado como tiempo inmutable.

El movimiento Basagliano, cuyo rasgo distintivo ha sido la invención de instituciones expresivas frente a cualquier institución total, representó un proceso fundamental de liberación en el siglo XX, que se inició con el desmantelamiento del manicomio y que sigue vivo en el desarrollo cotidiano de un modelo urbano de salud cuya importancia es reconocida a nivel mundial.

Más allá de la psiquiatría y la medicina, el modelo de Trieste representa un punto de referencia fundamental para las diferentes generaciones de la crítica institucional en el arte y la cultura y más generalmente en el Estado del Bienestar, ya que define a la institución como una trama social, histórica y material cuya incidencia no es sólo disciplinaria (médica, estética, asistencial, por ejemplo), sino inmediatamente política y sobre todo subjetiva. Una institución para desafiar y cambiar, cada día.

Para contar esta experiencia, atravesamos seis historias: el papel de la fotografía en la denuncia de las condiciones materiales de las instituciones totales; el rol del teatro público en producir una nueva relación con la ciudad, con Marco Cavallo; los experimentos entre el teatro y la locura de la Accademia della Follia; el laboratorio de artes visuales P como límite de invención urbana; el derecho a la belleza que afirmó la dignidad como epicentro de los cuidados; y las intervenciones artísticas en el Parque San Giovanni hoy en día, que despiertan la maravilla como herramienta para recordar cada día la violencia de las instituciones totales.

En nuestra puesta en escena, la lectura histórica, narrada verticalmente, se contrasta con las imágenes y las voces que han atravesado esta experiencia en términos concretos. Palimpsesto Basagliano es una realización de un colectivo de investigación en el que participan Lara Baracetti, Arturo Cannarozzo, Guillermo Giampietro, Naomi Piani, Francesca Giglione y Adam Zuliani, y coordinado por pantxo ramas.

 

Inventare istituzioni

Al internado no se les ofrece otra alternativa que la sumisión al médico y, por lo tanto, la condición de colonizado. Tiene que convertirse en un cuerpo institucionalizado, que es vivido y se vive como objeto. Hasta que se empiece a definirlo en las historias clínicas «bien adaptado al ambiente, colaborativo, ordenado en la persona»: entonces será definitivamente determinada su condición de sujeto pasivo que existe sólo como un número.

Esa es la carrera del enfermo mental en el manicomio. Frente a tal realidad o eres cómplice y aceptas conscientemente la delega de guardianes de prisioneros sin culpa; o tratas de volcar la situación mostrando lo fácil que es provocar la violencia de los enfermos, usando sistemas violentos.

Nunca se estará seguros de que los muros, las rejas y la violencia, una vez que hayan sido retirados de la institución psiquiátrica, no vuelvan a proponerse, reconfirmando la imposibilidad de una verdadera rehabilitación, que debe estar explícitamente ligado al otro polo de diálogo: la sociedad. Pero hasta que nuestro sistema social no se interese realmente a la recuperación de los excluidos, la rehabilitación del enfermo mental se limita a una acción humanitaria dentro de una institución que deja intacto el núcleo del problema.

En este contexto, los técnicos seguirán siendo los guardianes de la apariencia, sin afectar la sustancia de las cosas, forzados – como Jakob – a comprar una azalea cuando los cadáveres empiezen a apestar.

 

Oltre il giardino

«En el manicomio nunca hay una noche en la cual se actúe improvisando. Todos los actores de este extraño teatro tienen un lienzo fijo, «los cuadros vivos» de la locura, donde los roles y el guión son siempre los mismos. Las partes nunca cambian. Los cuadros vivos están paradójicamente connotados por una inmovilidad mortal. Bueno, este mismo teatro de la locura, la locura que se convierte en enfermedad mental, ha sido el campo de nuestra lucha. Lo que quiero decir es que, para nosotros, la locura es la vida, la tragedia, la tensión. Es algo serio» (Franco Basaglia).

En Trieste tuve la suerte de vivir un gran momento. Fue cuando Giuliano Scabia llegó a San Giovanni. En el primer pabellón vaciado, signo tangible del cambio en acto, se construye un caballo azul en madera y papel maché. Se llamará Marco Cavallo.

Marco es el nombre del caballo en carne y huesos que lleva el carro de la ropa sucia: está destinado al matadero. Internados, teatrantes, artistas, psiquiatras, enfermeros y personas de la ciudad crearon un comité para pedir a la administración provincial de salvarlo. Nace una acción teatral (¿teatro civil?). Será Marco Cavallo, el caballo azul, que lleva en su vientre las cartas y los deseos de los internados, el primer y primitivo escenario. Aquí actuará y se pondrá en juego el deseo despertado de las personas: el descubrimiento de la libertad, del sentir amoroso, de las palabras, de nuevas posibles identidades.

 

Singolarità molteplici

La Accademia de la Locura ya no habla de «teatro».

Hablamos de academia, donde se aprende, se estudia, se enseña, se busca y se procesa. Y de Follia: la locura que llevamos con nosotros, pero de la cual nos gustaría empezar a fantasearnos acrobáticos investigadores. Siempre de teatros y similares trampas inmersas en los lodos del malestar nos ocupamos, así que no iremos muy lejos. En la práctica.

Pero teóricamente la Academia abre a la Locura. No más en las trincheras, en un sangriento combate cuerpo a cuerpo con el enemigo metadona, psicosis, anorexia, lamas giratorias y espadas de fuego, sino en un trascendental tu a tu con Dios, mitad físico, mitad místico.

Un poco de teoría de la locura para crear una estrategia.

 

Entrare fuori

La naturalidad de la que hablamos es el equilibrio, permanentemente puesto en crisis, entre lo que se considera «terapéutico» en la discusión de los técnicos y lo que, en los anhelos, en los vacíos del tiempo y actividades «normales», en las elecciones de vida y representación de uno mismo, en la búsqueda de sentidos y de la belleza, en las pausas con el mundo y sus repetidos rituales, es considerado como «terapéutico» por los protagonistas. Es probable que en Trieste la época de las interferencias se haya acabado: tanto en el rechazo del acceso para aquellos que sufren la crisis, como en el uso instrumental del laboratorio por parte del técnico.

Se terminó el doloroso protocolo de la memoria en la que – cualquiera que fuera el trabajo de las manos, el vertido de material de color sobre papel o lienzo, el sentido del tacto lanzado sin conciencia o la investigación sobre el barro y la arcilla – las ideologías del «hágalo usted mismo» y las teorías prestadas del «arte pobre» nada más añadían a las prácticas constrictivas y pseudo-científicas de la nomenclatura del manicomio, sino una nueva desolación, una nueva miseria y el rechazo de la investigación cualitativa del sujeto. Y también se terminó el sentido elitista y arrogante de hacer artístico, encerrado en las formas alcanzadas por las técnicas expresivas y para el disfrute estético popular.

 

Il diritto al bello

Llevar la calidad y la belleza allí donde no está prevista, crear espacios conectados con los cuerpos, las cabezas, los corazones, la imaginación de las personas que los utilizarán. Incluir la dignidad entre los elementos del proyecto. Ignorar las posibilidades concretas e ir más allá de la miseria de la realidad. Convertir las zonas fronterizas marginales en zonas libres, estimulando la creatividad y la experimentación, vinculando la calidad del trabajo y la calidad de los objetos y haciendo de todo esto algo productivo.

Hábitat social: una definición quizás gastada, una etiqueta para decir y sobre todo hacer esto y más, un hilo que une una experiencia y la marca, un taller de carpintería y uno de diseño.

¿Es el hábitat social una propuesta en curso? ¿O es actualmente una propuesta congelada? ¿Los pequeños signos fuertes, pero de pequeña escala, hasta ahora producidos son un camino o una repetición eterna? Comenzando de la calidad expresada hasta ahora, ¿queremos ir hacia un proyecto más amplio y oxigenado y, en grados, activar grandes energías y causar recaídas positivas para todos? ¿O nos conformaremos con flores para enseñar?

¿O son las flores para enseñar y la vitrina una política, una elección cristalizadora, un eterno bonsái que nos permite, simultáneamente, sostener una imagen en las relaciones exteriores y faltar a la responsabilidad en las relaciones internas?

 

La rosa che c’è

Faltan cinco mil rosas porque cinco mil las hemos puesto, pero otras tantas habíamos, además, prometido. Son los que aún no están allí si en una tarde de verano en el parque aún no hay nadie, si la vida real, prometida en lugar de la cosa horrible que estaba allí, aún no se ha producido realmente. Hay demasiados sonidos de risa y canciones de la noche, el ruido del eros de las discotecas en verano, el ruido corporal de las hogueras y las fiestas de fin de año que pasarlas bailando con locos parecía hermoso y justo, o tal vez incluso de ellos nos aprovechamos, inocentes, para tejer el amor.

Pero si no aprovechas las cosas para el amor, ¿por qué deberían importarte? Si el amor no es el verdadero propósito, la verdadera excusa, la única cosa sensata, ¿dónde encontrar otra? Esas (las rosas) que están allí nos hablan del amor que, sorprendiendo al mundo, ha permitido a muchas y muchas personas, de las cuales guardo memoria, imaginar que tenía sentido estar allí, día tras día, para cambiar el mundo (no, sólo ese mundo).

Las rosas que faltan dicen de algo que se ha detenido y que nadie sabe si volverá a tomar su propio camino. Cada uno que está allí llama a otro que no está, ¿no estará? Tal vez en las tardes de primavera las luces de «Il Posto delle Fragole» se encenderán otra vez y el aroma de las rosas reavivará el aroma de otros cuerpos jóvenes. Tal vez no.

Tal vez las ideas nacen y pueden crecer en un lugar, pero luego tienen que perderse por todas partes.

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